La vida se le paro, con el desgarrador grito de su hermano. Tan solo 6 meses duro en la paz de su alma, la alegria de un congenere a quien enseñar, lo que, poco a poco aprendia en el colegio.
Aquella tarde, conocio otra cara de la vida, el dolor peretne, angustioso sufrimiento, vacio inmenso, abismal soledad...
Estuvo al pendiente, todo el tiempo que duro en cuidados intensivo, y hasta que salio, empezo a recobrar el sueño perdido con aquel grito.
No se volvio a fiar de nada ni de nadie y se dio a la , discreta, tarea de vigilar los pasos de los pollitos creciendo.
Asi, cuando la madre volvio al hospital, para tener su ultimo vastago, el vigilo y cuido, dentro de sus posibilidades, el estado de su hermano, recluido en un asilo para niños, parando a las transeuntas y explicandolas que, como El es menor, no le daban informacion sobre su hermano, rogandolas, de favor, pidieran informes, lo cual sorprendio a las monjas, que ante la cantidad de solicitantes del mismo niño, dejaron en paz sus posibles planes de mercadear.
Lo que mas le extraño fue que el resultado de los embarazos de gemelos de su madre, siempre resultaban perdidos, cada que visitaba la misma clinica, y NUNCA recuperaban los cuerpos para darles " Cristiana Sepultura"
Decadas despues, volvio a arder el alma al ver que tenia razon, al leer esto.
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